¡Vuelve a tu lugar!

¿Te sientes a menudo acelerado, desordenado y agitado? ¿Te gustaría concentrarte en una cosa a la vez, dedicándole el tiempo necesario, pero sientes que no puedes desconectarte de tus pensamientos y compromisos? Entiendo bien cómo te sientes y créeme, esta sensación invade a muchas personas, aunque a menudo la aceptan como algo que no se puede cambiar, como parte de la vida.

¡Tengo una buena noticia para ti! No estás obligado a vivir en este estado y, mediante pequeños pero constantes remedios, podrías reducir notablemente sus efectos.

El malestar que sientes es provocado por un desequilibrio energético entre el Cuerpo y la Mente. ¿En qué sentido? El cuerpo y la mente (entendida como el cerebro) son extremos entre sí y están conectados por los nervios que, a través de todo el cuerpo, conectan el cerebro con los músculos, las vísceras, la piel, etc. Estas conexiones sirven para activar funciones, como el movimiento, pero también para informar al cerebro del espacio físico en el que vivimos, el cuerpo. Según la calidad y cantidad de información que llega del cuerpo al cerebro, nos percibimos más o menos contenidos y seguros. Esta función se llama Interocepción y es un aspecto fundamental de nuestro bienestar.

La interocepción nos permite sentirnos a nosotros mismos a través del cuerpo. Aunque pueda parecer banal, los efectos de estas sensaciones cambian completamente nuestro estado de ánimo y nuestro equilibrio interior. Sin una buena interocepción, nos sentimos sin límites, inseguros y sin un buen "sentido de sí", identificados con los problemas, las ansiedades y los objetivos.

Los problemas personales y sociales, los compromisos, el trabajo, las preocupaciones o, a veces, expectativas demasiado altas y rígidas tienden a atraer nuestra energía hacia el cerebro, "absorbiéndola del cuerpo"; es normal que sea así, este órgano tan importante tiene todas las herramientas necesarias para planificar, organizar y resolver incluso varios problemas simultáneamente. El problema es que, para hacerlo, necesita concentrarse en el entorno externo y, al hacerlo, retira la energía del cuerpo, dejando de escuchar sus señales interoceptivas.

Podríamos encontrarnos fácilmente viviendo en un teatro montado por nuestra mente, en el que luchamos y nos afanamos detrás de los problemas sin recordar que la vida se está desarrollando en el presente y que volver a él ayudaría mucho a nuestra salud, tanto física como psíquica y emocional.

Llegados a este punto, podrías preguntarte qué hacer de inmediato para invertir esta tendencia y volver a sentirte en el cuerpo, "en tu lugar".

Hay varias cosas que puedes hacer: dedicar tiempo al contacto con la naturaleza, estar frecuentemente en contacto con el agua, piscina, mar o incluso duchas agradables ayudan a sentir nuevamente el límite de la piel gracias al contacto del agua; prácticas meditativas o ejercicios con la respiración, yoga o cualquier otra actividad que mueva el cuerpo, libre de la mente.

Entre otras, especialmente indicado, está el masaje, tanto relajante como terapéutico. El objetivo principal de los masajes es precisamente reequilibrar la energía entre mente y cuerpo, resensibilizando los tejidos, disolviendo las tensiones y reactivando la circulación de los fluidos. Durante un masaje, hay un aumento considerable de la interocepción, que es la causa principal de la sensación de bienestar percibida inmediatamente después y en las horas siguientes. Un buen masaje cada 10 o 15 días favorece el reequilibrio de la energía entre el cerebro y el cuerpo, transformando gradualmente nuestras percepciones y, en consecuencia, la calidad de nuestra vida.

En pocas palabras, existe el riesgo de que, con el tiempo, te hayas alejado de donde deberías estar y, si los dolores, el estrés y los malestares se vuelven cada vez más apremiantes, quizás ha llegado el momento de volver a tu lugar.

Soy Gianluca y, junto con Carla, hemos creado Manè, un centro de bienestar en Playa Blanca donde, si lo deseas, podrás encontrar masajes de excelente calidad.